Préstamos para jubilados


Llegar a la edad de jubilación debería de ser el comienzo de una vida tranquila y llena de viajes tras años y años de trabajar. El problema es que en la mayoría de los casos no es así, sino todo lo contrario. Supone el inicio de una etapa donde los ingresos bajan al dejar de trabajar y con el cobro de la pensión de jubilación no es suficiente para pagar los gastos médicos y de asistencia que se van multiplicando año tras año. De hecho muchos pensionistas se encuentran con la sorpresa de tener que recurrir a préstamos para jubilados tras años de trabajo y ahorro. Porque como cada vez la esperanza de vida es mayor, también van aumentando la edad de jubilación.

Y dentro de poco pasaremos de ver los 65 años, como edad de jubilación, a los 75 años o incluso más. Todo esto provoca que una vez jubilados, nuestras personas mayores tengan más problemas de salud y dependencia que en épocas pasadas. Y todo eso implica mayores gastos, y más teniendo en cuenta que el sistema de pensiones y de sanidad cada vez es menos sostenible. Al haber cada vez menos cotizantes por el envejecimiento de la población y el desempleo, cada vez hay menos dinero en la caja de la Seguridad Social para poder hacer frente a los gastos médicos y al pago de millones de pensionistas. Y es que es un hecho ver que en España se está envejeciendo la población, lo que implica un aumento del número de jubilados y ancianos. Todo un reto que plantea muchas preguntas de difícil respuesta sobre la viabilidad del sistema de pensiones y de sanidad pública del Estado.

Por eso desde los bancos recomiendan a las personas en edad de trabajar, que realicen aportaciones de dinero a cuentas y planes de pensiones. Porque es conveniente pensar en el futuro y más con el panorama que hemos descrito. Pero, ¿qué pasa con las personas mayores que ya están jubiladas?. Muchos de ellos no tienen grandes pensiones, ni una cuenta con grandes ahorros, por lo que viven con el importe de dinero justo. El problema es que si sus hijos están desempleados, difícilmente podrán contribuir a pagar los gastos y servicios médicos de sus mayores.

Cuando solicitar préstamos rápidos para jubilados

Incluso en situaciones difíciles se está dando el caso de que toda una familia, padres e hijos, son los que viven con el único dinero de una pensión por jubilación. En estos casos la única solución financiera es buscar préstamos personales para pensionistas para poder contar con un colchón de dinero que permita hacer frente a esa situación.

Estamos por lo tanto ante un momento de transición para nuestros mayores. Los cambios demográficos con una población envejecida, unida a un alto nivel de desempleo entre los más jóvenes, hacen que el sistema de pensiones no sea viable de forma permanente. Las personas que todavía están al inicio o la mitad de su vida laboral, tienen tiempo para ahorrar y buscar cuentas de ahorro y sistemas de pensiones complementarios, como por ejemplo los planes de pensión privados que ofrecen bancos y entidades financieras.

Pero aquellas personas mayores que ya no están en edad de trabajar, y que solo tienen una pensión por jubilación pueden tener que recurrir a préstamos personales como soluciones financieras urgentes dependiendo de su situación. Si por ejemplo el solicitante es un pensionista con una pensión elevada y buena salud, no tendrán problema para hacer frente a sus gastos corrientes, incluso para ayudar a sus hijos en paro que están sin nómina. Pero en el caso de jubilados con problemas de dependencia o enfermedad grave, tendrán problemas financieros incluso cobrando las pensiones más altas.

Hoy en día una residencia de ancianos puede estar en un importe de dinero por encima de los 1500 euros mensuales. Aunque el gasto máximo mensual puede hasta superar los 2000 euros, para los casos de ancianos con graves problemas de salud. A lo que habría que añadir otros gastos en el caso de que el pensionista también mantenga una casa en propiedad vacía. En resumen que un anciano con problemas de salud puede necesitar más de 2000 euros mensuales para poder subsistir. Eso suponiendo que sus hijos tengan una nómina y ganen el suficiente dinero si no están desempleados. Porque en caso contrario el dinero mensual con el que tendría que contar ascendería a los 3000 euros o incluso más.

Dinero para jubilado con préstamo o tarjeta de crédito

Como se puede entender son cantidades muy elevadas para la mayoría de los jubilados y pensionistas de este país. Y a pesar de ayudas de dependencia o de otro tipo por parte del Estado o de las Comunidades Autónomas, el problema de financiación de nuestros mayores existe. Para evitar estos problemas de dinero de los jubilados, y que ven como su fuente principal de ingresos desaparece al dejar de trabajar. Se crearon productos como la hipoteca inversa, del que muchos jubilados no tenían casi información. Un producto financiero pensado para dar un dinero complementario a la pensión por jubilación, en forma de renta mensual, y que tenía un tipo de interés muy competitivo.

Y aunque a la hora de la solicitud había varios requisitos, el más importante era que la persona mayor tuviera una vivienda en propiedad. Porque en un mercado inmobiliario al alza, el valor de las viviendas crecía, por lo que los bancos estaban dispuestos a quedarse con las propiedades de sus clientes a cambio de pagar una renta mensual vitalicia al propietario de la casa. Es decir al jubilado, que mientras viviera podría ver complementada su pensión mensual en 1000 ó 500 euros gracias a este tipo de hipotecas y sin necesidad de aval puesto que la casa era una garantía suficiente.

Sin duda un buen producto financiero que desgraciadamente tuvo poco éxito por dos motivos: por un lado la negativa de los hijos para ceder la propiedad de la vivienda al banco a cambio de la renta mensual para sus padres jubilados. Siempre y cuando los hijos no fueran capaces de devolver el dinero. Y por otro lado por el estallido de la burbuja inmobiliaria que hizo caer el precio de las viviendas y otros inmuebles. Por lo que el requisito básico sobre el que sustentaba la hipoteca inversa, el valor creciente de la vivienda hipotecada como garantía, cayó por su propio peso.

Ante este panorama de financiación tan desolador, una de las preguntas claves es ¿cómo puede un jubilado hacer frente a los gastos corrientes más a otros gastos como medicamentos, centros de día, o residencias de ancianos?. Afortunadamente hay productos, como las hipotecas y tarjetas, que ofrecen una solución al margen de pensiones y años trabajados y cotizados, incluso para los casos más difíciles y urgentes.

Aunque dada la edad, normalmente más de 65 años salvo para los casos de prejubilados, hay que diferenciar dos casos de préstamos. Es decir soluciones de financiación privadas, que permiten obtener un colchón de dinero para afrontar pagos médicos o imprevistos. En este tipo de préstamos personales el prestamista, normalmente un banco o una crediticia, además del típico riesgo de impago se encuentra con otro problema, ¿vivirá el cliente lo suficiente para pagar la amortización del capital total más los intereses adeudados?.

Como el riesgo es elevado, y más si supera con creces la edad de jubilación, es normal que dentro de los requisitos para conceder un crédito se incluya solicitar al cliente garantías (hipotecas o avales de los hijos) o seguros para poder conseguir el préstamo personal. También se suele usar como solución el conceder la financiación con dos titulares para poder garantizar que se va a devolver el dinero en el plazo fijado. Poniendo como clientes tanto a la persona jubilada como a un hijo en edad de trabajar. Así el prestamista elimina el riesgo de fallecimiento del titular cuando éste supera los 65 años o incluso los 75. Y aunque lo mejor es contactar con nuestro banco de toda la vida para solicitar información y condiciones de tipo de interés e importe máximo de dinero. En términos generales podemos hablar de dos casos bien diferenciados:

  1. Los préstamos personales para jubilados menores de 75 años: en este caso, por ejemplo para cualquier jubilado de entorno a 65 años y teniendo en cuenta una esperanza de vida sobre los 80 años. Lo más normal es que no sean necesarios avalistas o titulares, como mucho un seguro médico que en caso de fallecimiento se haga cargo del pago total de la deuda del préstamo personal. Normalmente las personas mayores suelen tener una vivienda pagada y no tienen préstamos pendientes. Por lo que es normal que la propia vivienda sirva como garantía hipotecaria por lo que no será necesario contar con un aval, normalmente los hijos. Y si la persona mayor tiene buena salud no habrá mayor problema en conceder préstamos personales de hasta 10 años de duración para la devolución del dinero prestado. Además este tipo de pensionistas también suelen tener un coche en propiedad, que cada vez irán usando menos conforme van pasando los años. La pérdida de visión y de reflejos hace que las personas de entorno a 75 años lleguen a dejar de conducir. Por lo que el empeño del coche sería otra alternativa a los préstamos. Pudiendo incluso conseguir un importe máximo de dinero rápido mucho mayor, con unas mejores condiciones financieras. Aunque este tipo de financiación no se puede pedir a cualquier banco, por lo que tendrás que contactar con empresas especializadas en el empeño de coches para jubilados.
  2. Los préstamos personales para pensionistas mayores de 75 años: este caso es más complejo, porque incluso siendo optimista en la esperanza de vida está claro que hay un riesgo elevado de fallecimiento. Por eso más que seguros de vida, para jubilados de esta edad será necesario contar con avalistas o titulares complementarios, que suelen ser los hijos, para que en caso de fallecimiento puedan hacerse cargo del pago del préstamo personal. Ya sea al vencimiento, o refinanciando el plazo hasta llegar la edad de jubilación del titular más joven. Igual que en el caso anterior, es normal que haya que aportar la vivienda como garantía hipotecaria. Puesto que una cosa es tener una persona que se haga cargo de los pagos mensuales del préstamo, en concepto de amortización del capital más los intereses correspondientes, y otra cosa es tener garantizado el importe prestado. En estos casos es raro conseguir préstamos para jubilados de más de 3 ó 5 años como plazo de devolución del dinero.

Pero, ¿qué pasa con jubilados y pensionistas sin hijos y sin una vivienda en propiedad?. En ese caso tanto por la elevada edad como por la falta de garantías, al no poder aportar avales de los hijos ni hipoteca sobre una vivienda, la mejor solución financiera y en especial si necesita dinero urgente ya, es recurrir a los mini créditos rápidos o tarjetas de crédito personales. Es decir hacer una solicitud de financiación al margen de los bancos sin papeleo y dado el elevado tipo de interés se conceden rápido e incluso para un solicitante en una situación tan difícil como la descrita. Eso sí, solicita información sobre los importes y condiciones de devolución porque estos suelen ser también rápidos. Por ejemplo 100 euros a devolver en un plazo de 30 días ó 300 euros a 15 días.




Pros y contras a la hora de solicitar un préstamo.


Solicitar un préstamo no es nada malo, de hecho a veces es una solución a la que hay que recurrir cuando se necesita dinero de forma urgente, tanto a nivel particular como en el negocio. El problema está en ir acumulando un préstamo personal tras otro, al utilizarlo como una solución recurrente en lugar de como una ayuda puntual.

Recuerda que no debes de intentar conseguir préstamos como una solución fácil a problemas financieros permanentes, o cuando sabemos de antemano que no vamos a poder pagar el dinero prestado más los intereses y gastos correspondientes. En esos casos las consecuencias del impago podrían ser muy negativas, porque serás incluido en una lista de morosos como asnef o rai.



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